Enciendes el ordenador, pones tu contraseña, y cuando abres el navegador, ves que tus padres han metido nose que barra de herramientas. Te ries de su inocencia, pero cuando abres una pestaña nueva y lo primero que te sale es:
¡¡TEST DEL AMOR!! adivina cuanto te quiere! en unos segundos... ¡CALCULAR!...
Te quedas con una cara de esparrago, que alucinas, tu por dentro dices, traquilo, no me hace falta el puto test de los huevos, si ya lo sé.. ¡me lo ha dejado muy claro! pero, no lo dices, en realidad lo que dices es, mira que es casualidad.
Pones la dirección web que pensabas visitar y hasta la próxima calculadora amorosa.
Y como se dice, a grandes problemas, grandes soluciones, te pones a instalar el ADBLOCKS, para que no te vuelva a putear el ordenador.
Lo único malo, es que has llegado tarde, y ya has leido el test del amor, y te quedas toda la tarde con cara de pera marchita y diciendole a tu cabeza lo idiota que es mientras te das cabezazos contra lo primero que pillas.
¿En que momento le deje entrar.. y en que momento me conquistó?
Es nuestra forma de ver las cosas lo que nos marca y no las ideas que rodean nuestra cabeza.
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