jueves, 3 de agosto de 2017

Divagando mientras suena el clack, clack.

Porque hay veces en la vida en las que te apetece escribir sin usar la cabeza ni saber el que. 
Solamente empezar y no parar, expresarte como si no pudieras hacerlo de nuevo. 

Pues yo de eso hace mucho tiempo. No es que no haya tenido ganas, pero no me salía nada decente. 
Es posible que esto ni siquiera parezca algo digno de escribir, pero ¡eh! al menos ha salido de mí. 

Tengo muchas ganas de ver lo que nos depara el futuro, de estar a tu lado y de vivirnos, y experimentarnos. Suena raro, pero tengo ganas de que venga el mañana por primera vez en mucho tiempo, quiero que pasen los días tal y como estoy ahora.

Si he de cambiar algo, cambiaría una pequeña cosa que me hace sentir penosa, y que conoces. No es que la cambiaría, es que la eliminaría de nuestras vidas. No me gusta que se meta en el medio, y no quiero que siga ahí. Que desaparezca, para siempre y del todo. Eso sí. 

Pero a parte de eso no cambiaría nada de ti, de mí y nuestros días. 

Te quiero así. 


Vaya, se me ha desviado la entrada, pero supongo que es lo que quería decir.