Acechar, estar atenta a cualquier pequeño movimiento, y en el preciso momento, en el que menos se lo espere atacar, derribar ese puente, pasar la muralla y llegar a la puerta, la que se abrirá lentamente dejando escapar pequeños rayos de luz tras los que se puede intuir una silueta.
Comienzas a ver el pelo moreno cortito y sin peinar, pero bien colocado. Sus ojos marrones claritos que te dejan sin respiración esos labios, tan suaves y sonrientes.
Intentas que no te ponga nerviosa su sonrisa de bienvenida, bajas la mirada y te encuntras su camiseta recién sacada del armario con ese olor afrutado que tanto te gusta.
Sigues bajando no puedes ceder, un cinturón que sujeta esos pantalones ajustados y a su vez un poco caido. Ahí ya sabes que ha ganado la batalla.
Te dejas besar, acariciar y abrazar, poco a poco te va introduciendo en su terreno un paso hacia el fondo y girar un poco hacia la izquierda. Te suena ese lugar, ya has estado ahí antes.
Empiezas a notar sus caricias por tu torso, sus labios por tu cuello y no puedes hacer nada, cierras los ojos y te dejas llevar...
Tus manos trabajan por si solas, sin saber como le desnudas y te ves metida en su mundo, en su cuerpo, otra vez, una más, sonries sabes que va a pasar....vas a empezar a disfrutar.
ohhh bella entrada !! me gusto mucho Irene, en mi proxima entrada recomendare a mis seguidores si me lo permites que te lean y sigan, escribes realmente bien, :) besos
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