Es curioso como las emociones que se mueven dentro de mí, me hacen volver aquí. Siempre igual, cuando esto hace tick tack, vuelvo.
También me resulta increíble, las personas que han leído y siguen pasándose de vez en cuando por aquí... Expresando sus ánimos incluso lo mucho que les ha ayudado leer este pequeño rincón que tengo en internet.
No puedo expresaros lo agradecida que estoy de leer esas chispitas en el blog que me animan a seguir, y a volver a escribir.
Si bien no todo el tiempo se está al 100% de ánimo, no siempre se está en guerra con los sentimientos de uno mismo. O... si. Aunque no te des cuenta.
En realidad el día es una lucha constante, ya sea por sobrevivir a una mala época, como para evitar que desaparezca una buena.
Por muy bien que estés en una época, o la felicidad que experimentes, siempre te quedará la duda de cuanto durará, de cuando te tocará volver a coger la armadura, cargarla en tu cuerpo y luchar como si tu vida dependiera de ello, de echo, es así. Dependes de ello.
Tengo que aprender a respirar, a despejarme, a dejarme llevar.
Siempre con cuidado, no me vaya a tropezar entre tanta nube.
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