sábado, 4 de agosto de 2012

¡A la guerra!

Yo no sé si es que es demasiado grande lo que siento, o que simplemente es un aviso sobre lo que puede pasar, pero llevo unos días que ni duermo, ni vivo; ni sueño ni pienso, simplemente me dedico a darle vueltas a la cabeza y a comérmela como si fuera el helado más rico que jamás haya probado.
El caso es que pienso miles de cosas, y no todas son buenas, mas quisiera yo, todas son las peores posibilidades sobre lo que está pasando. Espero que ahora que las he agotado de tanto imaginármelas, no se  hagan realidad, y todo sea una tontería y que yo he agrandado y malinterpretado, aunque cuanto más lo pienso, menos razones lógicas encuentro a lo que está pasando.

Realmente lo más probable es lo peor que se pasa por mi mente, y no me puedo desinhibir porque la realidad no me ayuda a hacerlo, al contrario me empuja a esta mierda de pensamientos que me corroen por dentro.

Así que nada, ya casi no como, ni hago nada, porque gasto todo mi apetito y fuerzas en intentar demostrar a mi cabeza que está equivocada, pero gasto muchas fuerzas, porque llevarle la contraria a la realidad es muy duro, tanto que cuanto más lo pienso, más me doy cuenta de que debería prepararme para un buen mazazo en unos días.

Me voy a preparar para la batalla, desempolvaré mi armadura y mi espada. Me voy a la guerra.
A luchar,  ¡Por mi felicidad!

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