Quizás esté empezando a acostumbrarme a volver a sonreír. He aprendido a decidir cuando dejarme llevar y cuando no, estoy comenzando a mandar sobre mis miedos y mi vida...
Ahora soy feliz mucho más tiempo que cuando me dejan los momentos, ahora yo decido cuando sonreír y cuando no.
¿Algo ha tenido que ver a que haya re-aprendido como se usan las sonrisas? Puede...
Tener miedo del propio miedo es lo más sabio que se puede hacer. Darse un tiempo para pasar un mal trago sin que el tiempo se convierta en rutina y en algo necesario. Dejarse llevar pero con el corazón, nunca olvidarse de que podemos mover nuestros pensamientos a un segundo plano, y vivir.